Capítulo Catorce
1. La pobreza, la enfermedad, la tristeza, el encarcelamiento y otros peligros, son los frutos producidos por el árbol de los propios pecados.
2. La riqueza, los amigos, una esposa y un reino pueden conquistarse de nuevo una vez perdidos; pero este cuerpo, cuando se pierde, nunca podrá ser conseguido otra vez.
3. El enemigo puede ser vencido por una multitud: como la hierba, que al ser numerosa, protege a la tierra de la erosión causada por las fuertes lluvias.
4. Aceite en el agua, un secreto que se comunica a un hombre vil, un regalo que se da a alguien digno de él, y una instrucción de la Escrituras dada a un hombre inteligente, estas cosas se difunden por virtud de su naturaleza.
5. Si los hombres retuvieran el estado mental que experimentan mientras escuchan las instrucciones religiosas en el campo de los crematorios o cuando están postrados por la enfermedad, ¿quién no obtendría la liberación?
6. Si el hombre fuera capaz de sentir antes, como lo siente después, el arrepentimiento, ¿quién no obtendría la perfección?
7. No debemos sentirnos orgullosos de nuestra caridad, austeridad, valor, conocimiento de las Escrituras, modestia y moralidad, pues el mundo está lleno de las gemas más raras.
8. Aquel que habita en nuestra mente está cercano aunque de hecho se encuentre muy lejos; pero el que no se encuentra en nuestro corazón está muy lejos aunque en realidad se encuentre a nuestro lado.
9. Siempre debemos decir lo que satisfará al hombre del que esperamos un favor, como el cazador que canta dulcemente cuando desea cazar al ciervo.
10. Es ruinoso ser demasiado familiar con el rey, el fuego, el preceptor religioso, y una mujer. Ser totalmente indiferente hacia ellos significa privarse de la oportunidad de beneficiarnos, por eso nuestra asociación con ellos debe hacerse de una distancia segura.
11. Siempre debemos ser cuidadosos cuando estamos con el fuego, las mujeres, los locos, las serpientes y los miembros de la familia real, pues ellos pueden, si llega la ocasión, de un solo golpe causarnos la muerte.
12. Debe considerarse que está vivo aquel que es virtuoso y piadoso, pero .la vida de aquel que no tiene religión ni virtud se encuentra vacía de toda bendición.
13. Si deseas controlar el mundo con un solo hecho, deberás dominar las siguientes quince cosas que son propensas a vagar de un lado a otro: los cinco objetos de los sentidos, los cinco sentidos y los cinco órganos de la actividad.
14. Es un pandita el que habla lo que corresponde al momento, quien rinde servicio amoroso según sus habilidades, y que sabe cuáles son los límites de su ira.
15. Un solo objeto (una mujer) aparece de tres maneras diferentes: al hombre que practica el ascetismo le parece un cadáver, al hombre sensual le parece una mujer y para los perros no es más que una masa de carne.
16. El sabio no debe divulgar la fórmula de la buena medicina que ha preparado, ni el buen acto de caridad que ha hecho, ni sus conflictos domésticos, ni los asuntos privados con su esposa, ni los alimentos pobremente preparados que le hayan sido ofrecidos, ni las palabras bajas que haya podido escuchar.
17. Los cucús están en silencio durante mucho tiempo (durante varias estaciones) hasta que son capaces de cantar dulcemente en primavera para dar placer a todos.
18. Debemos asegurarnos y mantener los siguientes bienes: las bendiciones de los hechos virtuosos, las riquezas, los cereales, las palabras del maestro espiritual y las medicinas difíciles de encontrar, porque sin ellos la vida se hace imposible.
19. Apártate de las compañías abominables y asóciate con personas santas. Adquiere la virtud por el día y por la noche siempre medita en aquello que es eterno, olvidando lo que es temporal.
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