SAMADHI MANDIR DE SRI MADHAVENDRA PURI |
CC Madhya 4.18
mahāprasāda-kṣīra-lobhe rahilā prabhu tathāpūrve īśvara-purī tāṅre kahiyāchena kathā
Palabra por palabra:
Traducción:
El Señor Se quedó allí porque estaba muy deseoso de recibir los remanentes del arroz dulce ofrecido a la Deidad de Gopīnātha, pues, de labios de Su maestro espiritual, Īśvara Purī, había escuchado una historia que había sucedido en aquel lugar.
Extracto
del Madhya Lila 4.18-213
...El Señor
Se quedó allí porque estaba muy deseoso de recibir los remanentes del arroz
dulce ofrecido a la Deidad de Gopinatha, pues, de labios de Su maestro
espiritual, Ishvara Puri, había escuchado una historia que había sucedido en
aquel lugar.
Aquella Deidad
era conocida en todas partes con el nombre de Ksira-chora-gopinatha, y Caitanya
Mahaprabhu contó a Sus devotos la historia que La había hecho famosa.
En el
pasado, la Deidad había robado un cuenco de arroz dulce para Madhavendra Puri
por esa razón, Se había hecho muy famosa como «el Señor que robó el arroz
dulce».
Una vez,
Sri Madhavendra Puri viajó hasta Vrindavana; allí visitó la colina Govardhana.
Madhavendra
Puri estaba casi loco de éxtasis de amor por Dios, y no sabía si era de día o
de noche. A veces se levantaba, y a veces caía al suelo. No podía distinguir si
se encontraba o no en el lugar adecuado.
Tras
caminar alrededor de la colina, Madhavendra Puri fue a Govinda-kunda y se bañó.
Al atardecer, se sentó bajo un árbol para descansar.
Mientras se
encontraba bajo el árbol, un pastorcillo de vacas desconocido se le acercó con
un cuenco de leche, lo puso ante Madhavendra Puri y, sonriendo, le habló con
las siguientes palabras.
«¡Oh,
Madhavendra Puri!, por favor, bebe la leche que te he traído. ¿Por qué no has
mendigado un poco de comida? ¿Qué tipo de meditación estás siguiendo?»
Cuando vio
la belleza de aquel niño, Madhavendra Puri se sintió muy satisfecho. Al
escuchar Sus dulces palabras, se olvidó del hambre y la sed.
Madhavendra
Puri dijo: «¿Quién eres? ¿Dónde vives? ¿Cómo sabías que estaba ayunando?».
El niño
contestó: «Señor, soy un pastorcillo de vacas, y vivo en este pueblo. En Mi
pueblo, nadie ayuna.
«En este
pueblo, las personas pueden mendigar comida y así alimentarse. Hay gente que
sólo bebe leche, pero cuando alguien ni siquiera pide para comer, Yo Mismo le
traigo comestibles.
«Las
mujeres que vienen aquí a por agua te vieron, y Me dieron esta leche para que
te la trajese.»
El niño
continuó: «Pronto tendré que ordeñar las vacas, así que debo irme, pero volveré
a recoger el cuenco».
Tras decir
esto, el niño Se marchó. De hecho, desapareció en un instante. Madhavendra Puri
tenía el corazón maravillado.
Después de
beber la leche, Madhavendra Puri lavó el cuenco y lo dejó a un lado. Miró hacia
el camino, pero el niño nunca regresó.
Madhavendra
Puri no podía dormir. Se sentó y cantó el maha-mantra Hare Krishna. Al final de
la noche se durmió un poquito, y sus actividades externas se detuvieron.
En sueños,
Madhavendra Puri vio a aquel mismo niño. El niño Se le acercó y, tomándole de
la mano, le llevó a un matorral en la selva.
El niño
señaló el matorral a Madhavendra Puri y le dijo: «Yo vivo en esos arbustos, y
debido a ello sufro mucho por el intenso frío, las lluvias, el viento y el
calor abrasador.
«Por favor,
trae a la gente del pueblo y haz que Me saquen de estos matorrales, y que
después Me sitúen cómodamente en lo alto de la colina.
«Por favor,
construye un templo en lo alto de la colina —continuó el niño—, e instálame en
ese templo. Después, lávame con grandes cantidades de agua fría, de modo que Mi
cuerpo quede limpio.
«Te he
estado observando durante muchos días, y Me preguntaba: “¿Cuándo vendrá
Madhavendra Puri aquí a servirme?”.
«He
aceptado tu servicio por el amor extático que sientes por Mí. Por eso, voy a
aparecer, y con Mi audiencia, todas las almas caídas se liberarán.
«Mi nombre
es Gopala. Yo levanté la colina Govardhana. Fui instalado por Vraja, y soy la
autoridad en este lugar.
«Cuando los
musulmanes atacaron, el sacerdote que Me servía Me ocultó en estos matorrales
de la selva y se fue corriendo, huyendo del ataque.
«He estado
en esos matorrales desde que el sacerdote se marchó. Es muy bueno que hayas
venido. Ahora sácame de ahí con cuidado.»
Tras decir
esto, el niño desapareció. Entonces Madhavendra Puri despertó y pensó en lo que
había soñado.
Madhavendra
Puri se lamentó: «¡He visto al Señor Krishna directamente y no supe
reconocerle!». Lleno de amor extático, cayó al suelo.
Madhavendra
Puri siguió llorando durante un tiempo, pero, luego, fijó su mente en cumplir
la orden de Gopala. Entonces se calmó.
Después de
su baño matutino, Madhavendra Puri entró en el pueblo y reunió a la gente.
Entonces les dijo lo siguiente.
«El
propietario de este pueblo, Govardhana-dhari, está entre los matorrales.
Vayamos allí y rescatémosle de ese lugar.
«El
matorral es muy denso, y no podremos entrar en la selva. Traed, pues, machetes
y palas para abrir camino.
Al escuchar
esto, todo el pueblo acompañó a Madhavendra Puri con gran placer. Siguiendo sus
indicaciones, cortaron matorrales, abrieron un camino y entraron en la selva.
Cuando
vieron a la Deidad cubierta de tierra y hierba, todos se sintieron muy
maravillados y complacidos.
Después de
limpiar el cuerpo de la Deidad, algunos dijeron: «Esta Deidad es muy pesada. No
es posible que una persona sola pueda moverla».
Como la
Deidad era muy pesada, un equipo de los hombres más fuertes la cargó hasta lo
alto de la colina. Allí fue también Madhavendra Puri.
La Deidad
se instaló sobre una piedra enorme que tallaron para que sirviera de trono. Por
detrás, y como respaldo, se colocó otra gran piedra.
Todos los
sacerdotes brahmanas de la aldea se reunieron y prepararon nueve recipientes de
agua, traída del lago Govinda-kunda y convenientemente filtrada.
Durante la
instalación de la Deidad, se trajeron novecientos recipientes de agua del
Govinda-kunda. Había música de cornetas y tambores, y las mujeres cantaban.
Durante el
festival de la ceremonia de instalación, unos cantaban y otros bailaban. Toda
la leche, el yogur y la mantequilla clarificada de la aldea se llevó al
festival.
También se
llevaron comestibles y dulces, y presentes de toda clase. Soy incapaz de
describirlo todo.
Los
aldeanos llevaron una gran cantidad de hojas de tulas…, flores y todo tipo de
vestidos. Entonces, el propio Sri Madhavendra Puri dio comienzo al abhisheka
[ceremonia de baño].
Después de
apartar todos los malos augurios mediante el canto del mantra, comenzó la
ceremonia de baño de la Deidad. En primer lugar, dieron masaje a la Deidad con
una gran cantidad de aceite, de forma que Su cuerpo quedase bien lustroso.
Tras el
baño inicial, La bañaron de nuevo con pañca-gavya y, después, con pancamrita. A
continuación realizaron el maha-snana con ghee y agua traída en cien
recipientes.
Finalizado
el maha-snana, la Deidad recibió un nuevo masaje con aceite aromático, para que
Su cuerpo estuviese lustroso. Seguidamente, en la última ceremonia de baño, se
utilizó una caracola con agua perfumada.
La Deidad,
con el cuerpo ya limpio, fue hermosamente vestida con ropas nuevas. A
continuación pusieron en Su cuerpo pasta de madera de sándalo y collares de
hojas de tulas… y de flores fragantes.
Una vez
terminada la ceremonia de baño, se encendieron inciensos y lámparas, y se
ofrecieron ante la Deidad toda clase de alimentos. Entre otras cosas se ofreció
yogur, leche y todos los dulces que trajo la gente.
En primer
lugar ofrecieron a la Deidad toda clase de alimentos; a continuación Le
ofrecieron, en recipientes nuevos, agua de beber aromatizada, y seguidamente,
agua para lavar la boca. Por último, Le ofrecieron una mezcla de pan y
especias.
Después de
la última ofrenda de tambula y pan, se celebró bhoga arati. Por último, todos
los presentes ofrecieron oraciones y dieron reverencias, tendiéndose ante la
Deidad en señal de plena entrega.
La gente de
la aldea, nada más enterarse de que se iba a instalar la Deidad, trajeron todas
sus provisiones de arroz, dal y harina de trigo. Trajeron tanta cantidad, que
cubrieron la cumbre de la colina en toda su extensión.
Cuando la
gente de la aldea trajo su provisión de arroz, dal y harina, los alfareros trajeron
también toda clase de recipientes para cocinar, y se empezó a cocinar por la
mañana.
Diez
brahmanas cocinaron los granos, y cinco brahmanas más cocinaron las verduras,
algunas con caldo y otras secas.
Los platos
de verdura estaban hechos a base de espinacas y raíces y frutas recogidas del
bosque; alguien había puesto dal en remojo, lo había machacado y había
preparado bada y badi. De ese modo, los brahmanas prepararon toda clase de
alimentos.
De cinco a
siete hombres habían preparado una enorme cantidad de capatis, cubiertos, al
igual que las verduras, el arroz y el dal, con abundante ghee [mantequilla
clarificada].
Todo el
arroz cocinado se amontonó en hojas de palasa puestas sobre telas nuevas
extendidas sobre el suelo.
Alrededor
del montón de arroz cocido había montones de capatis, y alrededor de ellos se
colocaron los recipientes con las verduras secas y las verduras en caldo.
Al lado de
las verduras se pusieron contenedores de yogur, leche, leche agria y sikharini,
arroz dulce, nata y nata sólida.
De ese modo
se celebró la ceremonia Annakuta, y el mismo Madhavendra Puri Gosvami lo
ofreció todo a Gopala.
Como
bebida, se llenaron muchos recipientes de agua aromatizada, y el Señor Sri
Gopala, que había pasado hambre durante muchos días, comió todo lo que Le
ofrecieron.
Aunque Sri
Gopala comió todo lo que Le ofrecieron, por el toque de Su mano trascendental
todo quedó como antes.
Con su
visión trascendental, Madhavendra Puri Gosvami vio a Gopala comérselo todo,
aunque al mismo tiempo los alimentos quedaban intactos; para los devotos del
Señor, nada es secreto.
Todo aquel
maravilloso festival de instalación de Sri Gopalaji se organizó en un día.
Ciertamente, si pudo hacerse, fue por la potencia de Gopala. Excepto el devoto,
nadie puede entender esto.
Madhavendra
Puri ofreció agua a Gopala para que Se lavase la boca, y Le dio nueces de betel
para masticar. Mientras se celebraba arati, toda la gente cantaba: «¡Jaya,
jaya!» [«¡Toda gloria a Gopala!»].
Para poner
al Señor a descansar, Sri Madhavendra Puri trajo una sencilla cama sin
estrenar, y la preparó extendiendo sobre ella una sábana nueva.
Rodeando y
cubriendo la cama con una estera de paja, construyeron un templo provisional.
Así la cama quedaba cubierta con una estera de paja.
Después de
que el Señor estuvo acostado en la cama, Madhavendra Puri reunió a todos los
brahmanas que habían cocinado el prasadam y les dijo: «Ahora, ¡que todos coman
suntuosamente, desde los niños a los ancianos!».
Todas las
personas allí reunidas se sentaron para honrar el prasadam, y, uno tras otro,
todos recibieron prasadam. En primer lugar fueron servidos los brahmanas y sus
esposas.
El prasadam
no fue sólo para los habitantes de la aldea Govardhana, sino también para los
que vinieron de otras aldeas. También ellos vieron a la Deidad de Gopala y
recibieron prasadam para comer.
Viendo la
influencia de Madhavendra Puri, todas las personas allí reunidas estaban
maravilladas. Veían que, por la misericordia de Sri Madhavendra Puri, se estaba
celebrando de nuevo la misma ceremonia Annakuta que había tenido lugar en
tiempos de Krishna. En esa ocasión, Madhavendra Puri inició a todos los
brahmanas allí presentes en el culto vaishnava, y les ocupó en diversos
servicios.
Al final
del día, después de que haya descansado, hay que despertar a la Deidad, e
inmediatamente hay que ofrecerle agua y alimentos.
Cuando se
anunció por toda la región que el Señor Gopala había aparecido en lo alto de la
colina Govardhana, todos los habitantes de las aldeas vecinas fueron a ver a la
Deidad.
Una tras
otra, todas las aldeas estuvieron complacidas de pedir a Madhavendra Puri que
les asignase un día para celebrar la ceremonia Annakuta. Así, día tras día, la
ceremonia Annakuta siguió celebrándose durante un tiempo.
Sri
Madhavendra Puri no comió nada en todo el día, pero por la noche, después de
poner a la Deidad a descansar, tomó algo hecho a base de leche.
A la mañana
siguiente se reanudó el servicio a la Deidad. De una aldea en particular
trajeron todo tipo de granos.
Los
habitantes de la aldea llevaron a la Deidad de Gopala todos los granos, todo el
ghee, todo el yogur y toda la leche que tenían en su aldea.
Al día
siguiente, hubo una ceremonia Annakuta prácticamente igual a la anterior. Todos
los brahmanas cocinaron alimentos, y Gopala los aceptó.
El lugar
ideal para la práctica de conciencia de Krishna es Vrajabhumi, Vrindavana,
donde la gente siente una inclinación natural a amar a Krishna, y Krishna
también Se siente naturalmente inclinado a amarles.
Multitudes
de personas vinieron de varios pueblos para ver a la Deidad de Gopala, y
tomaron maha-prasadam suntuosamente. Cuando vieron la hermosísima forma del
Señor Gopala, toda su lamentación y su infelicidad desapareció.
La noticia
de la aparición de Gopala llegó a todas las aldeas de los alrededores de
Vrajabhumi [Vrindavana], y todos los habitantes de esas aldeas fueron a verle.
Día tras día, todos ellos celebraron la ceremonia Annakuta.
De ese
modo, no sólo las aldeas vecinas, sino todas las demás provincias, tuvieron
noticia de la aparición de Gopala. Así comenzó a llegar gente de todas partes,
trayendo toda clase de obsequios.
También los
habitantes de Mathura, que son grandes capitalistas, trajeron obsequios y los
ofrecieron ante la Deidad con actitud de servicio devocional.
Así
llegaban incontables regalos de oro, plata, vestidos, artículos perfumados y
comestibles. El almacén de Gopala aumentaba cada día.
Un
kshatriya muy rico, miembro de la orden real, construyó un templo; alguien
fabricó útiles de cocina, y otra persona levantó unos muros alrededor del
recinto.
Cada
familia de la región de Vrajabhumi donó una vaca. De ese modo, Gopala Se
convirtió en propietario de miles de vacas.
Un día
vinieron de Bengala dos brahmanas, miembros de la orden de vida de renuncia, y
Madhavendra Puri, que les apreciaba mucho, les hizo quedarse en Vrindavana,
brindándoles todo tipo de comodidades.
Madhavendra
Puri les dio iniciación y les puso a cargo del servicio diario del Señor. Ese
servicio se realizaba de forma continuada, y la adoración de la Deidad se hizo
muy suntuosa. Madhavendra Puri estaba muy complacido con todo ello.
De ese
modo, durante dos años se adoró a la Deidad en el templo de forma muy suntuosa.
Un día, Madhavendra Puri tuvo un sueño.
En su
sueño, Madhavendra Puri vio a Gopala, que le dijo: «La temperatura de Mi cuerpo
aún no ha disminuido. Por favor, trae sándalo de la provincia de Malaya, y unge
la pasta en Mi cuerpo para refrescarme.
«Trae
sándalo de Jagannatha Puri. Por favor, date prisa. Puesto que nadie más puede
hacerlo, debes hacerlo tú.»
Después de
tener este sueño, Madhavendra Puri Gosvami se puso muy contento debido al
éxtasis del amor por Dios y, para cumplir la orden del Señor, partió en
dirección este, hacia Bengala.
Antes de
irse, Madhavendra Puri dispuso todo lo necesario para que la adoración de la
Deidad continuase de modo regular, y ocupó a varias personas en diversos
deberes. Entonces, siguiendo la orden de Gopala, partió hacia Bengala.
Cuando
Madhavendra Puri llegó a casa de Advaita Acarya en Santipura, el Acarya Se
sintió muy complacido de ver el amor extático por Dios que manifestaba
Madhavendra Puri.
Advaita
Acarya pidió iniciación a Madhavendra Puri. Tras iniciarle, Madhavendra Puri
partió hacia el sur de la India.
De camino
al sur de la India, Sri Madhavendra Puri visitó Remuna, donde Se encuentra
Gopinatha. Al ver la belleza de la Deidad, Madhavendra Puri quedó sobrecogido.
En el
corredor del templo, desde donde la gente solía ver a la Deidad, Madhavendra
Puri cantó y bailó. Seguidamente se sentó allí mismo y preguntó a un brahmana
qué alimentos ofrecían a la Deidad.
Todo estaba
tan bien organizado que Madhavendra Puri, por deducción, supo que sólo ofrecían
los mejores alimentos.
Madhavendra
Puri pensó: «Preguntaré al sacerdote qué alimentos se ofrecen a Gopinatha, de
manera que‚ preparando lo necesario en nuestra cocina, podamos ofrecer a Sri
Gopala algo semejante».
Cuando
preguntó al sacerdote brahmana, éste le explicó con todo detalle qué tipo de
alimentos se ofrecían a la Deidad de Gopinatha.
El
sacerdote brahmana dijo: «Por la noche se ofrece a la Deidad arroz dulce en
doce cuencos de barro. Como sabe a néctar [amrita], recibe el nombre de
amrita-keli.
«Ese arroz
dulce es famoso en todo el mundo con el nombre de Gopinatha-ksira. No se ofrece
en ningún otro lugar del mundo.»
Mientras
Madhavendra Puri hablaba con el sacerdote brahmana, llevaron ante la Deidad la
ofrenda de arroz dulce. Al saberlo, Madhavendra Puri pensó lo siguiente.
«Si me
diesen un poquito de arroz dulce sin yo pedirlo, podría probarlo y preparar
algo parecido para ofrecer a mi Señor Gopala.»
Madhavendra
Puri se avergonzó mucho de haber deseado probar el arroz dulce, e
inmediatamente comenzó a pensar en el Señor Vishnu. Mientras pensaba en el
Señor Vishnu, se completó la ofrenda y comenzó la ceremonia de arati.
Una vez
finalizado el arati, Madhavendra Puri ofreció reverencias a la Deidad y salió
del templo. No dijo nada más a nadie.
Madhavendra
Puri no mendigó nada. Estaba completamente desapegado y era indiferente a las
cosas materiales. Cuando, sin él mendigar, alguien le ofrecía algo de comer,
comía; si no, ayunaba.
Un
paramahamsa como Madhavendra Puri se siente siempre satisfecho con el servicio
amoroso del Señor. El hambre y la sed materiales no pueden impedir sus
actividades. Cuando deseó probar un poco del arroz dulce ofrecido a la Deidad,
consideró que había cometido una ofensa por desear lo que se estaba ofreciendo
a la Deidad.
Madhavendra
Puri salió del templo y se sentó en la plaza del mercado, que estaba vacía.
Allí sentado, se puso a cantar. Mientras tanto, el sacerdote del templo acostó
a la Deidad para que descansase.
Al terminar
con sus deberes diarios, el sacerdote fue a descansar. En un sueño, vio a la
Deidad de Gopinatha que, acercándose a él, le decía lo siguiente.
«¡Oh,
sacerdote!, por favor, levántate y abre la puerta del templo. He guardado un
cuenco de arroz dulce para el sannyasi Madhavendra Puri.
«Tengo el
cuenco de arroz dulce justo detrás de Mi cortina de fondo. No lo has visto
debido a Mis ardides.
«En la
plaza del mercado, donde no hay nadie ahora, encontrarás a un sannyasi llamado
Madhavendra Puri. Por favor, toma el cuenco de arroz dulce de detrás de Mí y dáselo.»
El
sacerdote despertó, y, levantándose enseguida de la cama, consideró prudente
bañarse antes de entrar en la habitación de la Deidad. Después de hacerlo,
abrió la puerta del templo.
Conforme a
las indicaciones de la Deidad, el sacerdote encontró el cuenco de arroz dulce
detrás de la cortina de fondo. Después de recoger el cuenco, limpió el lugar
con un paño y salió del templo.
Tras cerrar
la puerta del templo, fue al pueblo con el cuenco de arroz dulce. Buscando a
Madhavendra Puri, le llamó por todos los puestos del mercado.
Con el
cuenco de arroz dulce en la mano, el sacerdote gritaba: «¿Quién se llama
Madhavendra Puri? ¡Por favor, ven a recoger este cuenco de arroz con leche!
¡Gopinatha lo ha robado para ti!».
El
sacerdote continuó: «¡Por favor, sannyasi Madhavendra Puri, ven y toma este
cuenco de arroz dulce, y disfruta del prasadam con gran felicidad! ¡Eres la
persona más afortunada de los tres mundos!».
Al escuchar
aquella invitación, Madhavendra Puri salió y se identificó. El sacerdote le
entregó entonces el cuenco de arroz dulce y le ofreció reverencias, tendiéndose
en el suelo ante él.
Cuando el
brahmana le explicó con todo detalle la historia del cuenco de arroz dulce, Sri
Madhavendra Puri quedó inmediatamente absorto en amor extático por Krishna.
Al ver los
signos de amor extático que se manifestaron en Madhavendra Puri, el sacerdote
quedó atónito. Comprendía por qué Krishna Se había sentido tan obligado hacia
él, y veía que lo que había hecho Krishna era adecuado.
El
sacerdote ofreció reverencias a Madhavendra Puri y regresó al templo. Entonces,
lleno de éxtasis, Madhavendra Puri comió el arroz dulce que Krishna le había
ofrecido.
Después de
esto, Madhavendra Puri lavó el cuenco y lo rompió en pedazos. Entonces lió los
trozos en un pliegue de su ropa, y lo ató para tenerlos bien guardados.
Cada día,
Madhavendra Puri comía un trozo del cuenco de barro. Nada más comerlo, el
éxtasis le abrumaba. Son historias muy maravillosas.
Después de
romper el cuenco y envolver los trozos en su ropa, Madhavendra Puri pensó: «El
Señor me ha dado un cuenco de arroz dulce, y cuando la gente lo sepa, mañana
por la mañana, vendrán grandes multitudes».
Pensando
así, Sri Madhavendra Puri ofreció allí mismo reverencias a Gopinatha y se fue
de Remuna antes del amanecer.
Caminando
sin parar, Madhavendra Puri llegó finalmente a Jagannatha Puri, también
conocida con el nombre de Nilachala. Allí vio al Señor Jagannatha y quedó
sobrecogido de éxtasis amoroso.
Sobrecogido
de éxtasis de amor por Dios, Madhavendra Puri a veces se levantaba y a veces
caía al suelo. A veces se reía, danzaba y cantaba. De ese modo disfrutó de
bienaventuranza trascendental por ver a la Deidad de Jagannatha.
Cuando
Madhavendra Puri llegó a Jagannatha Puri, la gente ya conocía su reputación
trascendental. Por esa razón, multitud de personas se acercaban a presentarle
muestras de respeto con gran devoción.
La fama
viene conforme al dictado de la providencia, aunque no se desee. En verdad, la
reputación trascendental se conoce en el mundo entero.
Temeroso de
su buena fama [pratistha] Madhavendra Puri huyó de Remuna. Pero la fama que se
debe al amor por Dios es tan sublime que va con el devoto, como si le siguiese.
Madhavendra
Puri quería irse de Jagannatha Puri, porque la gente le honraba considerándole un
gran devoto; esto, sin embargo, era una amenaza para sus aspiraciones de
conseguir sándalo para la Deidad de Gopala.
Sri
Madhavendra Puri contó a todos los sirvientes del Señor Jagannatha, y a todos
los grandes devotos del lugar, la historia de la aparición de Sri Gopala.
Cuando los
devotos de Jagannatha Puri supieron que la Deidad de Gopala deseaba sándalo,
muy complacidos, se esforzaron por conseguirlo.
Los que
tenían amistad con funcionarios del gobierno fueron a verles y les pidieron
alcanfor y sándalo, y ellos se los dieron.
Un brahmana
y un sirviente fueron puestos al servicio de Madhavendra Puri para llevar el
sándalo. También recibió lo necesario para los gastos del viaje.
Para poder
pasar las aduanas de recaudación a lo largo del camino, Madhavendra Puri
recibió de los funcionarios del gobierno los salvoconductos necesarios. Todos
los papeles le fueron entregados en mano.
De ese
modo, Madhavendra Puri partió hacia Vrindavana con el cargamento de sándalo. Al
cabo de unos días llegó de nuevo al templo de Gopinatha de Remuna.
Al llegar
al templo de Gopinatha, Madhavendra Puri ofreció reverencias una y otra vez a
los pies de loto del Señor. Con el éxtasis de amor, cantaba y bailaba sin
cesar.
Al ver de
nuevo a Madhavendra Puri, el sacerdote de Gopinatha le presentó sus respetos y,
ofreciéndole el arroz dulce prasadam, le dio de comer.
Esa noche,
Madhavendra Puri descansó en el templo, pero hacia el final de la noche, tuvo
otro sueño.
Madhavendra
Puri soñó que Gopala venía ante él y le decía: «¡Oh, Madhavendra Puri!, ya he
recibido el sándalo y el alcanfor.
«Lo único
que tienes que hacer es moler juntos el sándalo y el alcanfor y aplicarlos
diariamente al cuerpo de Gopinatha hasta que se terminen.
«No hay
diferencia entre el cuerpo de Gopinatha y el Mío. Son uno solo. Por lo tanto,
si unges el cuerpo de Gopinatha con la pasta de sándalo, de forma natural
también habrás ungido el Mío. De ese modo, la temperatura de Mi cuerpo bajará.
«No debes
dudar en actuar conforme a Mi orden. Creyendo en Mí, haz simplemente lo que es
necesario.»
Después de
darle esas instrucciones, Gopala desapareció, y Madhavendra Puri despertó.
Inmediatamente llamó a todos los sirvientes de Gopinatha, que se presentaron
ante él.
Madhavendra
Puri dijo: «Aplicad al cuerpo de Gopinatha el alcanfor y el sándalo que he
traído para Gopala de Vrindavana. Hacedlo regularmente, cada día.
«Si
aplicáis la pasta de sándalo al cuerpo de Gopinatha, Gopala Se refrescará. Al
fin y al cabo, la Suprema Personalidad de Dios es completamente independiente;
Su orden es todopoderosa.»
Los
sirvientes de Gopinatha se sintieron muy complacidos de saber que toda aquella
pasta de sándalo se utilizaría para ungir el cuerpo de Gopinatha ese verano.
Madhavendra
Puri dijo: «Mis dos asistentes se encargarán cada día de moler el sándalo;
vosotros debéis buscar otras dos personas que les ayuden. Yo pagaré su
salario».
De ese
modo, Gopinathaji tenía una provisión diaria de sándalo molido. Los sirvientes
de Gopinatha estaban muy complacidos de ello.
De esa
forma, el cuerpo de Gopinatha fue ungido con pasta de sándalo hasta que se hubo
consumido todo. Madhavendra Puri permaneció allí hasta ese día.
Al final
del verano, Madhavendra Puri regresó a Jagannatha Puri, donde estuvo muy
complacido de quedarse todo el período de caturmasya.
Sri
Caitanya Mahaprabhu alabó personalmente las nectáreas características de
Madhavendra Puri y, mientras narraba todo esto a los devotos, Él mismo lo
saboreaba.
El Señor
Sri Caitanya Mahaprabhu pidió a Nityananda Prabhu que estimase si había en el
mundo alguien tan afortunado como Madhavendra Puri.
Sri
Caitanya Mahaprabhu dijo: «Madhavendra Puri era tan afortunado que Krishna
mismo Se presentó ante él con el pretexto de llevarle leche. Por tres veces, el
Señor dio órdenes a Madhavendra Puri en sueños.
«Sintiéndose
endeudado con Madhavendra Puri debido a sus tratos amorosos, el Señor Krishna
mismo apareció en la forma de la Deidad de Gopala y, aceptando su servicio,
liberó al mundo entero.
«Por
Madhavendra Puri, el Señor Gopinatha robó el cuenco de arroz dulce. Así Se hizo
famoso con el nombre de Ksira-cora [el ladrón que robó el arroz dulce].
«Madhavendra
Puri ungió la pasta de sándalo en el cuerpo de Gopinatha, y de ese modo vivía
saturado de amor por Dios.
«En las
provincias de la India sometidas al gobierno musulmán, viajar con sándalo y
alcanfor era muy problemático. Debido a ello, Madhavendra Puri podría haberse
visto en dificultades. La Deidad de Gopala lo sabía.
«El Señor
es muy misericordioso con Sus devotos y está muy apegado a ellos. Por eso,
Madhavendra Puri vio su labor coronada de éxito al cubrir a Gopinatha con pasta
de sándalo.»
Caitanya
Mahaprabhu expuso al juicio de Nityananda Prabhu el intenso nivel del amor de
Madhavendra Puri. «Todas sus actividades amorosas son extraordinarias —dijo
Caitanya Mahaprabhu—. En verdad, al escuchar acerca de sus actividades,
quedamos maravillados.»
Caitanya
Mahaprabhu continuó: «Sri Madhavendra Puri solía vivir solo. Era plenamente
renunciado y siempre muy silencioso. No tenía interés en nada material, y, por
miedo a hablar de cosas mundanas, vivió siempre sin compañía alguna.
«Tras
recibir las trascendentales órdenes de Gopala, esa gran personalidad viajó
miles de kilómetros sólo para conseguir una donación de madera de sándalo.
«Aunque
tuviera hambre, Madhavendra Puri no pedía para comer. Esa renunciada persona
llevó una carga de sándalo para complacer a Sri Gopala.
«Sin
preocuparse de su propia comodidad, Madhavendra Puri llevó un mana de sándalo
[cerca de treinta y siete kilos] y veinte tolas de alcanfor [unos doscientos
gramos] para ungir con ellos el cuerpo de Gopala. Ese placer trascendental era
más que suficiente para él.
«Como había
restricciones contra la exportación de sándalo, el funcionario de aduanas de la
provincia de Orissa requisó toda la mercancía, pero Madhavendra Puri le mostró
los salvoconductos del gobierno y pudo así sortear esa dificultad.
«En su largo
viaje a Vrindavana, Madhavendra Puri pasó por las provincias de gobierno
musulmán, plagadas de puestos de vigilancia, sin sentir la menor angustia.
«Aunque no
llevaba ni un céntimo, Madhavendra Puri pasaba por las aduanas de peaje sin
ningún temor. Su único disfrute era llevar a Vrindavana la carga de sándalo
para Gopala.
«Ése es el
resultado natural del intenso amor por Dios. El devoto no tiene en cuenta los
obstáculos ni las dificultades personales que tenga que soportar. Quiere servir
a la Suprema Personalidad de Dios en toda circunstancia.
«Sri Gopala
quiso mostrar lo intensamente que Madhavendra Puri amaba a Krishna; por eso le
pidió que fuese a Nilachala a buscar sándalo y alcanfor.
«Con
grandes dificultades, y tras mucho trabajo, Madhavendra Puri llevó la carga de
sándalo a Remuna. A pesar de todo, estaba muy complacido; no tenía en cuenta
las dificultades.
«Para
probar el intenso amor de Madhavendra Puri, Gopala, la Suprema Personalidad de
Dios, le ordenó que trajese sándalo de Nilachala; cuando Madhavendra Puri pasó
esa prueba, el Señor fue muy misericordioso con él.
«Ese
comportamiento, manifestado en el servicio de amor entre el devoto y el objeto
del amor del devoto, Sri Krishna, es trascendental. Los hombres comunes no lo
pueden comprender. Ni siquiera tienen la capacidad de entenderlo.»
Tras decir
esto, el Señor Caitanya Mahaprabhu leyó el famoso verso de Madhavendra Puri.
Ese verso es como la Luna misma. Ha propagado su luz por todo el mundo.
La
fragancia aroma del sándalo de Malaya aumenta cuanto más se frota. Del mismo
modo, cuanto más se piensa en este verso, más se comprende su importancia.
De entre
las piedras preciosas, la kaustubha-mani se considera la más preciosa, y de
entre toda la poesía que trata de las melosidades del servicio devocional, este
verso se considera el más dulce.
En
realidad, este verso fue hablado por Srimati Radharani en persona, y sólo por
Su misericordia se manifestó en las palabras de Madhavendra Puri.
Sólo Sri
Caitanya Mahaprabhu ha saboreado la poesía de este verso. No hay una cuarta
persona capaz de comprenderlo.
Madhavendra
Puri recitó este verso una y otra vez al final de su existencia material. Así,
recitando el verso, alcanzó el objetivo supremo de la vida.
«¡Oh, Mi
Señor!, ¡Oh, amo más misericordioso!, ¡Oh, amo de Mathura! ¿Cuándo volveré a
verte? Debido a que no Te veo, Mi agitado corazón está inquieto. ¡Oh, el más
querido!, ¿qué voy a hacer ahora?»
Nada más
recitar este verso, Sri Caitanya Mahaprabhu cayó al suelo inconsciente. Estaba
abrumado y no tenía control sobre Sí mismo.
Cuando el
Señor Sri Caitanya Mahaprabhu cayó al suelo lleno de amor extático, el Señor
Nityananda Le sentó rápidamente en Su regazo. Llorando, Caitanya Mahaprabhu
volvió a levantarse.
Manifestando
emociones extáticas, el Señor Se puso a correr de un lado a otro, emitiendo
sonidos resonantes. A veces reía y a veces lloraba; a veces danzaba y cantaba.
Caitanya
Mahaprabhu no podía recitar el verso entero. Simplemente decía: «Ayi dina, ayi
dina», una y otra vez. No podía hablar, y en Sus ojos había abundantes
lágrimas.
En el
cuerpo de Sri Caitanya Mahaprabhu podían verse los signos de temblor,
transpiración, lágrimas de júbilo, conmoción, palidez del brillo corporal,
desánimo, tristeza, pérdida de la memoria, orgullo, alegría y humildad.
Este verso
desveló la puerta del amor extático, y cuando éste se manifestó, todos los
sirvientes de Gopinatha vieron a Caitanya Mahaprabhu danzar en éxtasis.
Cuando la
gente que Le rodeaba comenzaba a ser ya una multitud, Sri Caitanya Mahaprabhu
recobró Sus sentidos externos. Mientras tanto, se había completado la ofrenda a
la Deidad, y había una resonante celebración de arati.
Cuando las
Deidades fueron puestas a descansar, el sacerdote salió del templo y ofreció
los doce cuencos de arroz dulce al Señor Caitanya Mahaprabhu.
Cuando
pusieron ante Él todos los cuencos de arroz dulce, que eran remanentes de
Gopinatha, Sri Caitanya Mahaprabhu Se sintió muy complacido. Para que los
devotos comiesen, tomó cinco cuencos.
Los siete
cuencos restantes fueron devueltos al sacerdote. Los cinco cuencos de arroz
dulce que el Señor había aceptado se repartieron entre los cinco devotos, que
comieron el prasadam.
Sri
Caitanya Mahaprabhu era idéntico a la Deidad de Gopinatha, de modo que ya había
probado y comido el arroz dulce. Pero, para manifestar servicio devocional,
volvió a comer el arroz dulce, esta vez como devoto.
Sri
Caitanya Mahaprabhu pasó esa noche en el templo ocupado en canto
congregacional. Por la mañana, después de ver la celebración de mangala-arati,
partió.
De ese
modo, el Señor Sri Caitanya Mahaprabhu saboreó personalmente, con Su propia
boca, las cualidades trascendentales de Gopalaji, Gopinatha y Sri Madhavendra
Puri.
He
explicado así las glorias trascendentales del afecto del Señor Caitanya
Mahaprabhu por Sus devotos, y el más alto límite del amor extático por Dios.
Quien
escucha esta narración con fe y devoción alcanza el tesoro del amor por Dios a
los pies de loto de Sri Krishna.
Orando a
los pies de loto de Sri Rupa y Sri Raghunatha, deseando siempre su
misericordia, yo, Krishnadasa, narro el Sri Caitanya-caritamrta, siguiendo sus
pasos.
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