Pisima Mataji Hermana de Srila Prabhupada Tomo iniciacion de Bhaktissidhanta |
Cuando Abhay tenía unos seis años, pidió a su padre una Deidad, para tener su propia adoración. Desde su primera infancia había visto a su padre celebrar la puja en casa, y había observado con regularidad la adoración de Radha-Govinda pensando: «¿Cuándo yo podré adorar a Krishna así?». Gour Mohan compró unas Deidades pequeñas de Radha-Krishna y se las dio a su hijo. Desde entonces, todo lo que comía el pequeño Abhay se lo ofrecía primero a Radha-Govinda, e imitando a su padre y al sacerdote de Radha
Govinda, ofrecía a sus Deidades una lámpara de ghi y las retiraba a descansar por la noche.
Cuando, a finales de los años sesenta, Srila Prabhupada comenzó a introducir los grandes festivales de Ratha-yatra en algunas ciudades de los Estados Unidos, y cuando comenzó a instalar Deidades de Radha-Krishna en sus templos de ISKCON (Asociación Internacional para la Conciencia de Krishna), decía que había aprendido todas aquellas cosas de su padre. Lo único importante de la conciencia de Krishna que no había aprendido de su padre, decía, era la importancia de imprimir y distribuir literatura trascendental. Esto lo aprendió exclusivamente de su maestro espiritual Bhaktisiddhanta Sarasvati, con quien habría de encontrarse más tarde, en su juventud.
Srila Prabhupada izquierda y su hermano Krishna Caran con una foto del padre Gour Mohan |
Srila Bhaktisiddhanta replicó que la conciencia de Krishna no tenía que esperar a que cambiase la política india, ni dependía de quién gobernaba. La conciencia de Krishna era tan importante que no podía esperar. Abhay estaba sorprendido por su audacia. La India entera estaba agitada, y parecía apoyar lo que Abhay había dicho. Muchos líderes famosos de Bengala, muchos santos, hasta el mismo Gandhi (hombres educados y mentalizados espiritualmente), podían muy bien haber hecho la misma pregunta, desafiando lo relevante de las palabras de aquel sadhu.
Pero Srila Bhaktisiddhanta arguyó que todos los gobiernos eran temporales; que la realidad eterna era la conciencia de Krishna, y el verdadero yo, el alma espiritual. Ningún sistema político hecho por el hombre podía ayudar a la humanidad. Éste era el veredicto de las Escrituras védicas y de la línea de maestros espirituales. El verdadero esfuerzo por el bienestar público, dijo, debe ir más allá de la preocupación por lo temporal, y debe preparar a la persona para la vida siguiente y su relación eterna con el Supremo.
Bhaktisiddhanta Sarasvati
Thakura
Abhay había llegado ya a la conclusión de que este sadhu no era ciertamente otro más entre los sadhus dudosos, y escuchó con gran atención los razonamientos de Srila Bhaktisiddhanta, viendo que poco a poco le estaba convenciendo.
Bhaktisiddhanta Sarasvati citó unos versos sánscritos de la Bhagavad-gita, en los que Sri Krishna declara que la persona debe abandonar todos los demás deberes religiosos y rendirse a Él, la Suprema Personalidad de Dios. Abhay no había olvidado nunca a Sri Krishna ni Sus enseñanzas en la Bhagavad-gita, y su familia había adorado siempre a Sri Caitanya Mahaprabhu, a cuya misión se adhería Bhaktisiddhanta Sarasvati. Pero estaba asombrado de escuchar aquellas enseñanzas expuestas con tanta maestría. Abhay se sintió derrotado por aquellos argumentos. Pero ello le gustaba.
Cuando la discusión se terminó, al cabo de dos horas, él y su amigo bajaron las escaleras y salieron a la calle. La explicación de Srila Bhaktisiddhanta sobre el movimiento por la independencia, tratándolo como una causa incompleta y temporal, había hecho una profunda impresión en Abhay. Se sintió menos nacionalista y más seguidor de Bhaktisiddhanta Sarasvati. Pensó también que hubiese sido mejor no haber estado casado. Esta gran personalidad le pedía que predicase; podía haberse unido a él inmediatamente. Pero dejar a su familia, sintió que era una injusticia.
– ¡Es maravilloso! –dijo Abhay a su amigo –. El mensaje de Sri Caitanya está en manos de una persona muy experta.
Srila Prabhupada recordaría más adelante que, en realidad, aquella misma noche había aceptado a Bhaktisiddhanta Sarasvati como a su maestro espiritual. «No de manera oficial –decía Prabhupada- , sino en mi corazón. Pensaba que había encontrado una persona santa muy buena.»
Tras su primer encuentro con Bhaktisiddhanta Sarasvati, Abhay comenzó a tratar más a los devotos de la Gaudiya Math. Éstos le dieron libros y le contaron la historia de su maestro espiritual. Srila Bhaktisiddhanta Sarasvati era hijo de Bhaktivinoda Thakura, otro gran maestro vaisnava que pertenecía a la línea discipular de Sri Caitanya.
Srila Bhaktisiddhanta Sarasvati estaba enseñando la conclusión que se saca de las enseñanzas de Sri Caitanya: que Sri Krishna es la Suprema Personalidad de Dios, y que el canto de Su santo nombre tiene que hacerse resaltar por encima de todas las demás prácticas religiosas. En tiempos remotos se disponía de otros métodos para alcanzar a Dios, pero en la presente Era de Kali, solamente resultaba efectivo el canto de Hare Krishna. Apoyándose en la autoridad de Escrituras como el Brihan-naradiya Purusa y los Upanisads. Bhaktivinoda Thakura y Bhaktisiddhanta Sarasvati habían subrayado específicamente la importancia del maha-mantra: Hare Krishna, Hare Krishna, Krishna Krishna, Hare Hare / Hare Rama, Hare Rama, Rama Rama, Hare Hare.
Abhay conocía estas citas de las Escrituras, conocía el canto, y conocía las conclusiones de la Gita. Pero ahora, a medida que leía ávidamente los escritos de los grandes acaryas, se sentía renovado en su comprensión del alcance de la misión de Sri Caitanya. Ahora estaba descubriendo la profundidad de su herencia vaisnava y su eficacia para crear el mayor bienestar para la gente, en una época destinada a estar llena de conflictos. Por necesidades de sus negocios, Abhay, con su mujer y familia, fueron a Allahabad, y fue allí, en 1932, donde recibió iniciación de Bhaktisiddhanta Sarasvati y se convirtió en su discípulo. La historia de los treinta años siguientes de su vida en la India es la historia de un solo y creciente deseo de predicar la conciencia de Krishna por todo el mundo, como su maestro espiritual le había ordenado.
Sin embargo, las responsabilidades familiares de Abhay y su predicación parecían estar en conflicto. Su mujer era religiosa en el hogar, pero no aprobaba la idea de trabajar para difundir la conciencia de Krishna. Incluso cuando Abhay intentó celebrar reuniones en su casa y dar charlas basadas en la Bhagavad-gita, ella prefería quedarse arriba tomando té. Sin embargo, a pesar de su obstinación, Abhay seguía con paciencia y trataba de que se le uniese.
Como representante de productos farmacéuticos, Abhay viajaba mucho por ferrocarril, sobre todo por el norte de la India. Pensaba que si llegase a ser rico, podría emplear su dinero en propagar la misión de Bhaktisiddhanta Sarasvati, y este pensamiento le alentaba en sus negocios.
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