martes, 1 de julio de 2008

COMO ENTRE A LA FAMILIA DE SRILA PRABHUPADA POR GUNESVARA DAS




Querido Jayadwaja prabhu,

Acepta por favor mis humildes reverencias.

Todas las glorias a Srila Prabhupada!

Antes de mas nada, felicitaciones por este servicio de unir a los devotos mediante tu blog de Hare Krishna Argentina. Tu me pediste que escribiese, pero me había olvidado. Entonces, ayer lo llamé a Keshava Maharaja por teléfono y me recordó. Así que gracias a ambos bienquerientes estoy escribiendo.

Siguiendo los pasos de otros devotos como Sadhya Srestha y Maharaja Keshava, voy a contar como tuve la buena fortuna de entrar a la familia de Srila Prabhupada.

Fue en 1975. Yo no tenia ningún contacto con los devotos en aquella época. Frecuentaba un grupo de amigos en Olivos, entre ellos, Carlos Rivelli, que después fue nuestro querido y célebre Kaivalya) y Andrés (que cuando conoció el movimiento fue iniciado como Antaryami).

En esa época, estaba queriendo cambiar mi vida. Casi había ido a la cárcel por la famosa marihuana, y le prometí a Jesús que si me libraba de esa, dejaría todos los amigos que del grupo de drogas y cambiaria mi vida. Entonces, no fui preso y estaba cumpliendo la promesa que le habia hecho a Jesús, leyendo libros sobre Él. Busque un empleo de tornero con un amigo de mi padre y alli estaba en mi nueva fase.

Del grupo de amigos de Olivos, Kaivalya era el más sano en cuestión de hábitos. Así que un día decidí ir a visitarlo a su casa.

Mi memoria no es tan buena, pero recuerdo que cuando llegué, el había estado ordenando su cuarto. En eso de ordenar el armario, él había encontrado una revista “De vuelta al Supremo”. Me la mostró y me contó que quien se la había vendido fue la madre Nanda Dayini. Kaivalya habia ido a comprar una flauta o algo así y Nanda le vendió la revista.

Entonces, me la mostró. Me quedé observando la portada, en donde el Señor Krishna Niño estaba sentado en el centro de una rueda de amigos, comiendo cada uno sus meriendas. Recuerdo haberme quedado un largo tiempo mirando esa ilustración. Y dentro de la revista había un artículo muy bueno de Srila Hridayanada Maharaja, llamado La perfección de la Renuncia.

Kaivalya me dijo que queria conocer el templo, y me invitó para ir con él en un jueves. Yo no fui, pero él sí. Y le gustó bastante. Entonces me invitó para ir el Domingo. Esa vez fui con él.

Francamente, no entendía mucho Creo que mi punya o sukriti no era suficiente. Entonces, en el medio de la clase, que estaba siendo dada por Pramana Swami, me retiré para ir a la casa de otro amigo. Kaivalya permaneció. Gracias a Dios que Permaneció!

Porque como el ómnibus que me llevaría a la casa de mi otro amigo no pasaba, y kaivalya estava en el templo, cambié de idéa y regresé. Creo que si Kaivalya no hubiese permanecido, yo nunca más hubiera regresado al templo. Así que puedo decir que fue é primer bhakta que Kaivalya hizo en la Argentina.

Regresé entonces, y esta vez concentré mi mente en la clase. Me gustó mucho. Después, vino el prasadam. En aquella época, todo era hecho en Ghí, y habían hecho unas 12 o 13 preparaciones aquel dia. Claro, quien era el cocinero???? PRAKASHANANDA PRABHU! Días después, él me ocupó en servicio de lavar las ollas gigantes.

Cuando sirvieron prasadam, fue maravilloso. Creo que repetí unas 4 o 5 vezes. Las devotas que servian (Nanda Dayini y Saubhagya) comentaron, “Como come este! Parece lima nueva!”

Sentí que estaba quedando embriagado y muy feliz. Cuando salimos a la calle con Kaivalya, nuestra visión del mundo y las personas era totalmente diferente. Comentábamos con Kaivalya, en la calle, como todo el mundo estaba trabajando para nada, infelices.

En realidad, meses antes, cuando todavía no éramos devotos, en la finca del primo de Kaivalya, nos sentamos bajo un árbol quietos y tranquilos, mientras en la fiesta del primo, todos corrían y se divertian. Con Kaivalya comentábamos que aquello no era felicidad. En cuanto íbamos a tomar el ómnibus, Nanda Dayini y Saubhagya pasaron por la avenida por la que andábamos. Parece que ella percibieron nuestra felicidad inmensa, y aún siendo el primer día, con un sonriso ellas dijeron, “Queremos ver esas cabezas peladas”, y continuaron andando. En realidad, le devo mucho a Kaivalya Swarupa. Después que nos alejamos, porque él permaneció en Argentina y yo en Centro América, tuve la suerte de conocer a Keshava Maharaja, quien me ayudó con paciência por muchos años y junto a quien espero servir a Srila Prabhupada en el futuro.

Haribol!!!

Jay Srila Prabhupada!

Todas las glorias a sus devotos.

Gracias Jayadwaja prabhu.

Vuesto sirviente

Gunesvara das

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