viernes, 5 de abril de 2019

RIESGO ALIMENTARIO MUNDIAL POR DAIRIO CLARIN

El impacto en la salud de una dieta inadecuada no se vincula únicamente a consumir en exceso comida poco saludable, sino también a ingerir cantidades insuficientes de los alimentos recomendados. Una de cada cinco muertes a nivel mundial están vinculadas a factores de riesgo dietéticos, la mitad de ellas sólo a tres: alto consumo de sodio y bajo de granos integrales y de frutas, advierte un amplio estudio publicado en The Lancet que rastreó las tendencias en el consumo de 15 alimentos y nutrientes desde 1990 a 2017 en 195 países.
El Estudio de Carga Global de la Enfermedad (GBD) arrojó que durante 2017 los factores de riesgo alimentarios fueron responsables de más de 11 millones de muertes (el 22% del total de fallecimientos entre adultos mayores de 25 años) y 255 millones de años de vida ajustados por discapacidad (el 15% del total). La enfermedad cardiovascular fue la causa principal de muertes relacionadas con la dieta (10 millones), seguidas por cáncer (913.090) y diabetes tipo 2 (338.714).
La mayor proporción de muertes relacionadas con la dieta se registró en Uzbekistán, lo que lo ubica en el puesto 195 del ranking de mortalidad, con casi 892 fallecimientos por estas causas cada 100.000 habitantes. Lo siguen Afganistán, Islas Marshall y Papua Nueva Guinea. En el primer puesto, con la menor proporción de muertes por factores vinculados a la alimentación se ubica Israel (89 muertes cada 100.000 habitantes). Francia y España completan el podio.  Argentina ocupa el puesto 62 (203 muertes cada 100.000 habitantes), lo que lo ubica en peor posición que otros países de Latinoamérica como Colombia (31), Chile (35), Ecuador (40), Cuba (45), Brasil (50), Uruguay (51) o México (57).
"Este estudio afirma que una dieta deficiente es responsable de más muertes que cualquier otro factor de riesgo en el mundo, incluido el consumo de tabaco", subrayó Christopher Murray, director del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud (IHME) de la Universidad de Washington (Estados Unidos) y uno de los autores del estudio del que participaron más de 130 investigadores de 40 países.
Riesgo alimentario
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» Muertes cada 100.000 habitantes. 2017

Fuente: THE LANCET NUTRITIONInfografía: Clarín
A nivel mundial, el consumo de casi todos los alimentos y nutrientes saludables fue subóptimo en 2017, destaca el artículo. Los mayores déficits se observaron en nueces y semillas (solo se consume el 12%), leche (16%) y granos enteros (23%). En paralelo, se ingiere hasta 10 veces más del máximo recomendado de bebidas azucaradas y casi el doble de carne procesada (90%) y sodio (86%). La ingesta global de carne roja, en tanto, fue un 18% mayor que la ingesta óptima.
Las dietas ricas en sodio, bajas en granos enteros y bajas en frutas juntas representaron más de la mitad de todas las muertes relacionadas con la dieta.
Es muy bajo el consumo de granos enteros, legumbres y semillas.
Es muy bajo el consumo de granos enteros, legumbres y semillas.
El trabajo examinó el nivel de ingesta de 15 alimentos y nutrientes: por un lado, de dietas bajas en frutas, verduras, legumbres, granos enteros, nueces y semillas, leche, fibra, calcio, ácidos grasos omega-3, grasas poliinsaturadas; y por otro de dietas ricas en carnes rojas, procesadas, bebidas azucaradas, grasas trans y sodio. Los autores aclararon, no obstante, que hubo diferentes niveles de datos disponibles para cada factor de la dieta, lo que aumenta la incertidumbre estadística de algunas estimaciones (las cifras de consumo de sodio solo estaban disponibles en uno de cada cuatro países; y los de carnes procesadas, bebidas azucaradas y grasas trans en poco más de un tercio (37%).
“Aunque el sodio, el azúcar y la grasa estuvieron en el foco del debate sobre políticas en las últimas dos décadas, nuestra evaluación muestra que los principales factores de riesgo alimentarios son las dietas altas en sodio y bajas en granos enteros, frutas y vegetales, nueces y semillas, y en ácidos grasos omega-3”, subrayan los autores y destacan que cada uno de esos aspectos está asociado a más del 2% de las muertes mundiales. Asimismo, apuntaron que la magnitud de las enfermedades y muertes vinculadas a la alimentación muestra que muchas de las campañas no fueron eficaces, por lo que enfatizan la “urgente necesidad” de fomentar políticas destinadas a mejorar y equilibrar las dietas a nivel mundial.
"Estamos resaltando la importancia del bajo consumo de alimentos saludables en comparación con el la mayor ingesta de los no saludables", enfatizó en un comunicado de prensa Ashkan Afshin, autor principal del estudio y profesor del IHME. Y consideró que "las políticas alimentarias que se centran en promover una dieta saludable pueden tener un efecto más beneficioso que las que abogan contra los alimentos poco saludables".
Entre otras limitaciones del trabajo, los autores señalan que la evidencia epidemiológica que vincula los factores de riesgo alimenticios con mortalidad y morbilidad proviene principalmente de estudios observacionales y no es tan sólida como la que se vincula a otros factores de riesgo claves, como el tabaco o la hipertensión. 
“Es un estudio muy bueno que aporta información que venimos planteando hace un tiempo, y muy oportuno porque en nuestro país estamos discutiendo políticas en relación con estos temas”, afirma en diálogo con Clarín Sergio Britos, profesor asociado de la Escuela de Nutrición de la Universidad de Buenos Aires y director del Centro de Estudios sobre Políticas y Economía de la Alimentación (CEPEA).
El especialista sostiene que según los datos encuestales locales, son más importantes cuantitativamente las deficiencias en el consumo de alimentos de buena calidad nutricional, lo que no le quita peso a los excesos en el consumo de los considerados no saludables.
“Nosotros estudiamos permanentemente en profundidad aspectos de calidad de dieta en la población argentina. El conjunto de alimentos que uno podría llamar más saludables (hortalizas, frutas, granos, cereales integrales, legumbres, lácteos), prácticamente todos, en términos de calidad de dieta, en nuestra población registran un déficit de consumo del 66%. O sea que la brecha es absolutamente relevante. A la vez, tenemos dos tipos de excesos: por un lado con el consumo de azúcares (proveniente de bebidas azucaradas, como de azúcar agregado a infusiones y de alimentos sólidos); pero también uno que muchas veces no es tan ponderado en nuestra población que tiene que ver con el consumo de productos de panificación, de harinas muy refinadas, y el crecimiento que ha tenido en los últimos años el segmento de comidas listas, rápidas como pizzas y empanadas. Muchos de estos productos contribuyen al exceso de ingesta de sodio en la dieta”, precisa Britos.
"La situación en la Argentina respecto a la alimentación de la población es preocupante y uno de los escenarios que lo demuestran es el aumento del sobrepeso y la obesidad en niños, niñas y adolescentes”, apunta por su parte Lorena Allemandi, directora del área de alimentación saludable de Fundación Interamericana del Corazón (FIC) Argentina. “Por eso, es necesario avanzar con una regulación basada en evidencia científica que busque desalentar el consumo de productos no saludables y aliente el consumo de alimentos de alto valor nutricional”. La especialista afirma que el paquete de medidas “debería contemplar las políticas fiscales que restrinjan el acceso a los alimentos no saludables y faciliten el consumo de los más saludables".

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