Basado en El libro de la fe de Kadamba Kanana Swami
En una pequeña aldea sagrada ,
enclavada a orillas de un río sagrado, vivía un brāhmaṇa dedicado a la adoración del Señor Viṣṇu. Todos los días, a la misma hora, realizaba su puja con mantras sagrados, ofrendas purificadas y cariño.
Su comida se cocinaba con devoción. Su altar estaba limpio y adornado con flores frescas. Y cada día, antes de tomar el prasādam, lo ofrecía al Señor con las manos juntas y plena concentración.
Su corazón era sencillo y puro.
Un visitante repentino
Una mañana, mientras el brāhmaṇa colocaba el plato de comida delante del Señor, un cuervo entró volando por la ventana abierta, se posó en el plato y comenzó a comer.
El brāhmaṇa se horrorizó. "¡Oh, no!", gritó. "¡La ofrenda está arruinada!"
Se sintió descorazonado, pues la comida aún no se había ofrecido formalmente. En su angustia, clamó al Señor: "¿Por qué permitiste esto? ¡Mi adoración está destruida!".
Una revelación divina
Esa noche, el brāhmaṇa tuvo un sueño.
El Señor Viṣṇu apareció ante él, radiante con ojos de loto y labios sonrientes.
“¿Por qué estás molesto, Mi querido devoto?”, preguntó el Señor.
El brāhmaṇa respondió: «Mi Señor, un cuervo arruinó tu ofrenda. No pude servirte hoy».
El Señor rió dulcemente. «Ese cuervo era yo».
El brāhmaṇa parpadeó confundido.
“Sí”, continuó el Señor, “deseaba tanto probar tu ofrenda que vine como un cuervo. Siempre ofreces con tanto amor, pero hoy, ansiaba los mantras. Vine yo mismo, hambriento de tu bhakti”.