domingo, 24 de marzo de 2013

DESAPARICION DE SRILA MADHAVENDRA PURI

SAMADHI MANDIR DE SRI MADHAVENDRA PURI

CC Madhya 4.18

mahāprasāda-kṣīra-lobhe rahilā prabhu tathāpūrve īśvara-purī tāṅre kahiyāchena kathā
Palabra por palabra: 
mahā-prasāda — por los remanentes de alimento; kṣīra — arroz dulce; lobhe — con gran deseo; rahilā — Se quedó; prabhu — el Señor; tathā — allí; pūrve — antes de eso; īśvara-purī — Īśvara Purī, Su maestro espiritual;tāṅre — a Él; kahiyāchena — contó; kathā — una narración.
Traducción: 
El Señor Se quedó allí porque estaba muy deseoso de recibir los remanentes del arroz dulce ofrecido a la Deidad de Gopīnātha, pues, de labios de Su maestro espiritual, Īśvara Purī, había escuchado una historia que había sucedido en aquel lugar.


Extracto del Madhya Lila 4.18-213


...El Señor Se quedó allí porque estaba muy deseoso de recibir los remanentes del arroz dulce ofrecido a la Deidad de Gopinatha, pues, de labios de Su maestro espiritual, Ishvara Puri, había escuchado una historia que había sucedido en aquel lugar.
Aquella Deidad era conocida en todas partes con el nombre de Ksira-chora-gopinatha, y Caitanya Mahaprabhu contó a Sus devotos la historia que La había hecho famosa.
En el pasado, la Deidad había robado un cuenco de arroz dulce para Madhavendra Puri por esa razón, Se había hecho muy famosa como «el Señor que robó el arroz dulce».
Una vez, Sri Madhavendra Puri viajó hasta Vrindavana; allí visitó la colina Govardhana.
Madhavendra Puri estaba casi loco de éxtasis de amor por Dios, y no sabía si era de día o de noche. A veces se levantaba, y a veces caía al suelo. No podía distinguir si se encontraba o no en el lugar adecuado.
Tras caminar alrededor de la colina, Madhavendra Puri fue a Govinda-kunda y se bañó. Al atardecer, se sentó bajo un árbol para descansar.
Mientras se encontraba bajo el árbol, un pastorcillo de vacas desconocido se le acercó con un cuenco de leche, lo puso ante Madhavendra Puri y, sonriendo, le habló con las siguientes palabras.
«¡Oh, Madhavendra Puri!, por favor, bebe la leche que te he traído. ¿Por qué no has mendigado un poco de comida? ¿Qué tipo de meditación estás siguiendo?»
Cuando vio la belleza de aquel niño, Madhavendra Puri se sintió muy satisfecho. Al escuchar Sus dulces palabras, se olvidó del hambre y la sed.

Madhavendra Puri dijo: «¿Quién eres? ¿Dónde vives? ¿Cómo sabías que estaba ayunando?».
El niño contestó: «Señor, soy un pastorcillo de vacas, y vivo en este pueblo. En Mi pueblo, nadie ayuna.
«En este pueblo, las personas pueden mendigar comida y así alimentarse. Hay gente que sólo bebe leche, pero cuando alguien ni siquiera pide para comer, Yo Mismo le traigo comestibles.
«Las mujeres que vienen aquí a por agua te vieron, y Me dieron esta leche para que te la trajese.»
El niño continuó: «Pronto tendré que ordeñar las vacas, así que debo irme, pero volveré a recoger el cuenco».
Tras decir esto, el niño Se marchó. De hecho, desapareció en un instante. Madhavendra Puri tenía el corazón maravillado.
Después de beber la leche, Madhavendra Puri lavó el cuenco y lo dejó a un lado. Miró hacia el camino, pero el niño nunca regresó.
Madhavendra Puri no podía dormir. Se sentó y cantó el maha-mantra Hare Krishna. Al final de la noche se durmió un poquito, y sus actividades externas se detuvieron.
En sueños, Madhavendra Puri vio a aquel mismo niño. El niño Se le acercó y, tomándole de la mano, le llevó a un matorral en la selva.
El niño señaló el matorral a Madhavendra Puri y le dijo: «Yo vivo en esos arbustos, y debido a ello sufro mucho por el intenso frío, las lluvias, el viento y el calor abrasador.
«Por favor, trae a la gente del pueblo y haz que Me saquen de estos matorrales, y que después Me sitúen cómodamente en lo alto de la colina.
«Por favor, construye un templo en lo alto de la colina —continuó el niño—, e instálame en ese templo. Después, lávame con grandes cantidades de agua fría, de modo que Mi cuerpo quede limpio.
«Te he estado observando durante muchos días, y Me preguntaba: “¿Cuándo vendrá Madhavendra Puri aquí a servirme?”.
«He aceptado tu servicio por el amor extático que sientes por Mí. Por eso, voy a aparecer, y con Mi audiencia, todas las almas caídas se liberarán.
«Mi nombre es Gopala. Yo levanté la colina Govardhana. Fui instalado por Vraja, y soy la autoridad en este lugar.
«Cuando los musulmanes atacaron, el sacerdote que Me servía Me ocultó en estos matorrales de la selva y se fue corriendo, huyendo del ataque.
«He estado en esos matorrales desde que el sacerdote se marchó. Es muy bueno que hayas venido. Ahora sácame de ahí con cuidado.»
Tras decir esto, el niño desapareció. Entonces Madhavendra Puri despertó y pensó en lo que había soñado.
Madhavendra Puri se lamentó: «¡He visto al Señor Krishna directamente y no supe reconocerle!». Lleno de amor extático, cayó al suelo.
Madhavendra Puri siguió llorando durante un tiempo, pero, luego, fijó su mente en cumplir la orden de Gopala. Entonces se calmó.
Después de su baño matutino, Madhavendra Puri entró en el pueblo y reunió a la gente. Entonces les dijo lo siguiente.
«El propietario de este pueblo, Govardhana-dhari, está entre los matorrales. Vayamos allí y rescatémosle de ese lugar.
«El matorral es muy denso, y no podremos entrar en la selva. Traed, pues, machetes y palas para abrir camino.
Al escuchar esto, todo el pueblo acompañó a Madhavendra Puri con gran placer. Siguiendo sus indicaciones, cortaron matorrales, abrieron un camino y entraron en la selva.
Cuando vieron a la Deidad cubierta de tierra y hierba, todos se sintieron muy maravillados y complacidos.
Después de limpiar el cuerpo de la Deidad, algunos dijeron: «Esta Deidad es muy pesada. No es posible que una persona sola pueda moverla».
Como la Deidad era muy pesada, un equipo de los hombres más fuertes la cargó hasta lo alto de la colina. Allí fue también Madhavendra Puri.
La Deidad se instaló sobre una piedra enorme que tallaron para que sirviera de trono. Por detrás, y como respaldo, se colocó otra gran piedra.
Todos los sacerdotes brahmanas de la aldea se reunieron y prepararon nueve recipientes de agua, traída del lago Govinda-kunda y convenientemente filtrada.
Durante la instalación de la Deidad, se trajeron novecientos recipientes de agua del Govinda-kunda. Había música de cornetas y tambores, y las mujeres cantaban.
Durante el festival de la ceremonia de instalación, unos cantaban y otros bailaban. Toda la leche, el yogur y la mantequilla clarificada de la aldea se llevó al festival.
También se llevaron comestibles y dulces, y presentes de toda clase. Soy incapaz de describirlo todo.
Los aldeanos llevaron una gran cantidad de hojas de tulas…, flores y todo tipo de vestidos. Entonces, el propio Sri Madhavendra Puri dio comienzo al abhisheka [ceremonia de baño].
Después de apartar todos los malos augurios mediante el canto del mantra, comenzó la ceremonia de baño de la Deidad. En primer lugar, dieron masaje a la Deidad con una gran cantidad de aceite, de forma que Su cuerpo quedase bien lustroso.
Tras el baño inicial, La bañaron de nuevo con pañca-gavya y, después, con pancamrita. A continuación realizaron el maha-snana con ghee y agua traída en cien recipientes.
Finalizado el maha-snana, la Deidad recibió un nuevo masaje con aceite aromático, para que Su cuerpo estuviese lustroso. Seguidamente, en la última ceremonia de baño, se utilizó una caracola con agua perfumada.
La Deidad, con el cuerpo ya limpio, fue hermosamente vestida con ropas nuevas. A continuación pusieron en Su cuerpo pasta de madera de sándalo y collares de hojas de tulas… y de flores fragantes.
Una vez terminada la ceremonia de baño, se encendieron inciensos y lámparas, y se ofrecieron ante la Deidad toda clase de alimentos. Entre otras cosas se ofreció yogur, leche y todos los dulces que trajo la gente.
En primer lugar ofrecieron a la Deidad toda clase de alimentos; a continuación Le ofrecieron, en recipientes nuevos, agua de beber aromatizada, y seguidamente, agua para lavar la boca. Por último, Le ofrecieron una mezcla de pan y especias.
Después de la última ofrenda de tambula y pan, se celebró bhoga arati. Por último, todos los presentes ofrecieron oraciones y dieron reverencias, tendiéndose ante la Deidad en señal de plena entrega.
La gente de la aldea, nada más enterarse de que se iba a instalar la Deidad, trajeron todas sus provisiones de arroz, dal y harina de trigo. Trajeron tanta cantidad, que cubrieron la cumbre de la colina en toda su extensión.
Cuando la gente de la aldea trajo su provisión de arroz, dal y harina, los alfareros trajeron también toda clase de recipientes para cocinar, y se empezó a cocinar por la mañana.
Diez brahmanas cocinaron los granos, y cinco brahmanas más cocinaron las verduras, algunas con caldo y otras secas.
Los platos de verdura estaban hechos a base de espinacas y raíces y frutas recogidas del bosque; alguien había puesto dal en remojo, lo había machacado y había preparado bada y badi. De ese modo, los brahmanas prepararon toda clase de alimentos.
De cinco a siete hombres habían preparado una enorme cantidad de capatis, cubiertos, al igual que las verduras, el arroz y el dal, con abundante ghee [mantequilla clarificada].
Todo el arroz cocinado se amontonó en hojas de palasa puestas sobre telas nuevas extendidas sobre el suelo.
Alrededor del montón de arroz cocido había montones de capatis, y alrededor de ellos se colocaron los recipientes con las verduras secas y las verduras en caldo.
Al lado de las verduras se pusieron contenedores de yogur, leche, leche agria y sikharini, arroz dulce, nata y nata sólida.
De ese modo se celebró la ceremonia Annakuta, y el mismo Madhavendra Puri Gosvami lo ofreció todo a Gopala.
Como bebida, se llenaron muchos recipientes de agua aromatizada, y el Señor Sri Gopala, que había pasado hambre durante muchos días, comió todo lo que Le ofrecieron.
Aunque Sri Gopala comió todo lo que Le ofrecieron, por el toque de Su mano trascendental todo quedó como antes.
Con su visión trascendental, Madhavendra Puri Gosvami vio a Gopala comérselo todo, aunque al mismo tiempo los alimentos quedaban intactos; para los devotos del Señor, nada es secreto.
Todo aquel maravilloso festival de instalación de Sri Gopalaji se organizó en un día. Ciertamente, si pudo hacerse, fue por la potencia de Gopala. Excepto el devoto, nadie puede entender esto.
Madhavendra Puri ofreció agua a Gopala para que Se lavase la boca, y Le dio nueces de betel para masticar. Mientras se celebraba arati, toda la gente cantaba: «¡Jaya, jaya!» [«¡Toda gloria a Gopala!»].
Para poner al Señor a descansar, Sri Madhavendra Puri trajo una sencilla cama sin estrenar, y la preparó extendiendo sobre ella una sábana nueva.
Rodeando y cubriendo la cama con una estera de paja, construyeron un templo provisional. Así la cama quedaba cubierta con una estera de paja.
Después de que el Señor estuvo acostado en la cama, Madhavendra Puri reunió a todos los brahmanas que habían cocinado el prasadam y les dijo: «Ahora, ¡que todos coman suntuosamente, desde los niños a los ancianos!».
Todas las personas allí reunidas se sentaron para honrar el prasadam, y, uno tras otro, todos recibieron prasadam. En primer lugar fueron servidos los brahmanas y sus esposas.
El prasadam no fue sólo para los habitantes de la aldea Govardhana, sino también para los que vinieron de otras aldeas. También ellos vieron a la Deidad de Gopala y recibieron prasadam para comer.
Viendo la influencia de Madhavendra Puri, todas las personas allí reunidas estaban maravilladas. Veían que, por la misericordia de Sri Madhavendra Puri, se estaba celebrando de nuevo la misma ceremonia Annakuta que había tenido lugar en tiempos de Krishna. En esa ocasión, Madhavendra Puri inició a todos los brahmanas allí presentes en el culto vaishnava, y les ocupó en diversos servicios.
Al final del día, después de que haya descansado, hay que despertar a la Deidad, e inmediatamente hay que ofrecerle agua y alimentos.
Cuando se anunció por toda la región que el Señor Gopala había aparecido en lo alto de la colina Govardhana, todos los habitantes de las aldeas vecinas fueron a ver a la Deidad.
Una tras otra, todas las aldeas estuvieron complacidas de pedir a Madhavendra Puri que les asignase un día para celebrar la ceremonia Annakuta. Así, día tras día, la ceremonia Annakuta siguió celebrándose durante un tiempo.
Sri Madhavendra Puri no comió nada en todo el día, pero por la noche, después de poner a la Deidad a descansar, tomó algo hecho a base de leche.
A la mañana siguiente se reanudó el servicio a la Deidad. De una aldea en particular trajeron todo tipo de granos.
Los habitantes de la aldea llevaron a la Deidad de Gopala todos los granos, todo el ghee, todo el yogur y toda la leche que tenían en su aldea.
Al día siguiente, hubo una ceremonia Annakuta prácticamente igual a la anterior. Todos los brahmanas cocinaron alimentos, y Gopala los aceptó.
El lugar ideal para la práctica de conciencia de Krishna es Vrajabhumi, Vrindavana, donde la gente siente una inclinación natural a amar a Krishna, y Krishna también Se siente naturalmente inclinado a amarles.
Multitudes de personas vinieron de varios pueblos para ver a la Deidad de Gopala, y tomaron maha-prasadam suntuosamente. Cuando vieron la hermosísima forma del Señor Gopala, toda su lamentación y su infelicidad desapareció.
La noticia de la aparición de Gopala llegó a todas las aldeas de los alrededores de Vrajabhumi [Vrindavana], y todos los habitantes de esas aldeas fueron a verle. Día tras día, todos ellos celebraron la ceremonia Annakuta.
De ese modo, no sólo las aldeas vecinas, sino todas las demás provincias, tuvieron noticia de la aparición de Gopala. Así comenzó a llegar gente de todas partes, trayendo toda clase de obsequios.
También los habitantes de Mathura, que son grandes capitalistas, trajeron obsequios y los ofrecieron ante la Deidad con actitud de servicio devocional.
Así llegaban incontables regalos de oro, plata, vestidos, artículos perfumados y comestibles. El almacén de Gopala aumentaba cada día.
Un kshatriya muy rico, miembro de la orden real, construyó un templo; alguien fabricó útiles de cocina, y otra persona levantó unos muros alrededor del recinto.
Cada familia de la región de Vrajabhumi donó una vaca. De ese modo, Gopala Se convirtió en propietario de miles de vacas.
Un día vinieron de Bengala dos brahmanas, miembros de la orden de vida de renuncia, y Madhavendra Puri, que les apreciaba mucho, les hizo quedarse en Vrindavana, brindándoles todo tipo de comodidades.
Madhavendra Puri les dio iniciación y les puso a cargo del servicio diario del Señor. Ese servicio se realizaba de forma continuada, y la adoración de la Deidad se hizo muy suntuosa. Madhavendra Puri estaba muy complacido con todo ello.
De ese modo, durante dos años se adoró a la Deidad en el templo de forma muy suntuosa. Un día, Madhavendra Puri tuvo un sueño.
En su sueño, Madhavendra Puri vio a Gopala, que le dijo: «La temperatura de Mi cuerpo aún no ha disminuido. Por favor, trae sándalo de la provincia de Malaya, y unge la pasta en Mi cuerpo para refrescarme.
«Trae sándalo de Jagannatha Puri. Por favor, date prisa. Puesto que nadie más puede hacerlo, debes hacerlo tú.»
Después de tener este sueño, Madhavendra Puri Gosvami se puso muy contento debido al éxtasis del amor por Dios y, para cumplir la orden del Señor, partió en dirección este, hacia Bengala.
Antes de irse, Madhavendra Puri dispuso todo lo necesario para que la adoración de la Deidad continuase de modo regular, y ocupó a varias personas en diversos deberes. Entonces, siguiendo la orden de Gopala, partió hacia Bengala.
Cuando Madhavendra Puri llegó a casa de Advaita Acarya en Santipura, el Acarya Se sintió muy complacido de ver el amor extático por Dios que manifestaba Madhavendra Puri.
Advaita Acarya pidió iniciación a Madhavendra Puri. Tras iniciarle, Madhavendra Puri partió hacia el sur de la India.
De camino al sur de la India, Sri Madhavendra Puri visitó Remuna, donde Se encuentra Gopinatha. Al ver la belleza de la Deidad, Madhavendra Puri quedó sobrecogido.
En el corredor del templo, desde donde la gente solía ver a la Deidad, Madhavendra Puri cantó y bailó. Seguidamente se sentó allí mismo y preguntó a un brahmana qué alimentos ofrecían a la Deidad.
Todo estaba tan bien organizado que Madhavendra Puri, por deducción, supo que sólo ofrecían los mejores alimentos.
Madhavendra Puri pensó: «Preguntaré al sacerdote qué alimentos se ofrecen a Gopinatha, de manera que‚ preparando lo necesario en nuestra cocina, podamos ofrecer a Sri Gopala algo semejante».
Cuando preguntó al sacerdote brahmana, éste le explicó con todo detalle qué tipo de alimentos se ofrecían a la Deidad de Gopinatha.
El sacerdote brahmana dijo: «Por la noche se ofrece a la Deidad arroz dulce en doce cuencos de barro. Como sabe a néctar [amrita], recibe el nombre de amrita-keli.
«Ese arroz dulce es famoso en todo el mundo con el nombre de Gopinatha-ksira. No se ofrece en ningún otro lugar del mundo.»
Mientras Madhavendra Puri hablaba con el sacerdote brahmana, llevaron ante la Deidad la ofrenda de arroz dulce. Al saberlo, Madhavendra Puri pensó lo siguiente.
«Si me diesen un poquito de arroz dulce sin yo pedirlo, podría probarlo y preparar algo parecido para ofrecer a mi Señor Gopala.»
Madhavendra Puri se avergonzó mucho de haber deseado probar el arroz dulce, e inmediatamente comenzó a pensar en el Señor Vishnu. Mientras pensaba en el Señor Vishnu, se completó la ofrenda y comenzó la ceremonia de arati.
Una vez finalizado el arati, Madhavendra Puri ofreció reverencias a la Deidad y salió del templo. No dijo nada más a nadie.
Madhavendra Puri no mendigó nada. Estaba completamente desapegado y era indiferente a las cosas materiales. Cuando, sin él mendigar, alguien le ofrecía algo de comer, comía; si no, ayunaba.
Un paramahamsa como Madhavendra Puri se siente siempre satisfecho con el servicio amoroso del Señor. El hambre y la sed materiales no pueden impedir sus actividades. Cuando deseó probar un poco del arroz dulce ofrecido a la Deidad, consideró que había cometido una ofensa por desear lo que se estaba ofreciendo a la Deidad.
Madhavendra Puri salió del templo y se sentó en la plaza del mercado, que estaba vacía. Allí sentado, se puso a cantar. Mientras tanto, el sacerdote del templo acostó a la Deidad para que descansase.
Al terminar con sus deberes diarios, el sacerdote fue a descansar. En un sueño, vio a la Deidad de Gopinatha que, acercándose a él, le decía lo siguiente.
«¡Oh, sacerdote!, por favor, levántate y abre la puerta del templo. He guardado un cuenco de arroz dulce para el sannyasi Madhavendra Puri.
«Tengo el cuenco de arroz dulce justo detrás de Mi cortina de fondo. No lo has visto debido a Mis ardides.
«En la plaza del mercado, donde no hay nadie ahora, encontrarás a un sannyasi llamado Madhavendra Puri. Por favor, toma el cuenco de arroz dulce de detrás de Mí y dáselo.»
El sacerdote despertó, y, levantándose enseguida de la cama, consideró prudente bañarse antes de entrar en la habitación de la Deidad. Después de hacerlo, abrió la puerta del templo.
Conforme a las indicaciones de la Deidad, el sacerdote encontró el cuenco de arroz dulce detrás de la cortina de fondo. Después de recoger el cuenco, limpió el lugar con un paño y salió del templo.
Tras cerrar la puerta del templo, fue al pueblo con el cuenco de arroz dulce. Buscando a Madhavendra Puri, le llamó por todos los puestos del mercado.
Con el cuenco de arroz dulce en la mano, el sacerdote gritaba: «¿Quién se llama Madhavendra Puri? ¡Por favor, ven a recoger este cuenco de arroz con leche! ¡Gopinatha lo ha robado para ti!».
El sacerdote continuó: «¡Por favor, sannyasi Madhavendra Puri, ven y toma este cuenco de arroz dulce, y disfruta del prasadam con gran felicidad! ¡Eres la persona más afortunada de los tres mundos!».
Al escuchar aquella invitación, Madhavendra Puri salió y se identificó. El sacerdote le entregó entonces el cuenco de arroz dulce y le ofreció reverencias, tendiéndose en el suelo ante él.
Cuando el brahmana le explicó con todo detalle la historia del cuenco de arroz dulce, Sri Madhavendra Puri quedó inmediatamente absorto en amor extático por Krishna.
Al ver los signos de amor extático que se manifestaron en Madhavendra Puri, el sacerdote quedó atónito. Comprendía por qué Krishna Se había sentido tan obligado hacia él, y veía que lo que había hecho Krishna era adecuado.
El sacerdote ofreció reverencias a Madhavendra Puri y regresó al templo. Entonces, lleno de éxtasis, Madhavendra Puri comió el arroz dulce que Krishna le había ofrecido.
Después de esto, Madhavendra Puri lavó el cuenco y lo rompió en pedazos. Entonces lió los trozos en un pliegue de su ropa, y lo ató para tenerlos bien guardados.
Cada día, Madhavendra Puri comía un trozo del cuenco de barro. Nada más comerlo, el éxtasis le abrumaba. Son historias muy maravillosas.
Después de romper el cuenco y envolver los trozos en su ropa, Madhavendra Puri pensó: «El Señor me ha dado un cuenco de arroz dulce, y cuando la gente lo sepa, mañana por la mañana, vendrán grandes multitudes».
Pensando así, Sri Madhavendra Puri ofreció allí mismo reverencias a Gopinatha y se fue de Remuna antes del amanecer.
Caminando sin parar, Madhavendra Puri llegó finalmente a Jagannatha Puri, también conocida con el nombre de Nilachala. Allí vio al Señor Jagannatha y quedó sobrecogido de éxtasis amoroso.
Sobrecogido de éxtasis de amor por Dios, Madhavendra Puri a veces se levantaba y a veces caía al suelo. A veces se reía, danzaba y cantaba. De ese modo disfrutó de bienaventuranza trascendental por ver a la Deidad de Jagannatha.
Cuando Madhavendra Puri llegó a Jagannatha Puri, la gente ya conocía su reputación trascendental. Por esa razón, multitud de personas se acercaban a presentarle muestras de respeto con gran devoción.
La fama viene conforme al dictado de la providencia, aunque no se desee. En verdad, la reputación trascendental se conoce en el mundo entero.
Temeroso de su buena fama [pratistha] Madhavendra Puri huyó de Remuna. Pero la fama que se debe al amor por Dios es tan sublime que va con el devoto, como si le siguiese.
Madhavendra Puri quería irse de Jagannatha Puri, porque la gente le honraba considerándole un gran devoto; esto, sin embargo, era una amenaza para sus aspiraciones de conseguir sándalo para la Deidad de Gopala.
Sri Madhavendra Puri contó a todos los sirvientes del Señor Jagannatha, y a todos los grandes devotos del lugar, la historia de la aparición de Sri Gopala.
Cuando los devotos de Jagannatha Puri supieron que la Deidad de Gopala deseaba sándalo, muy complacidos, se esforzaron por conseguirlo.
Los que tenían amistad con funcionarios del gobierno fueron a verles y les pidieron alcanfor y sándalo, y ellos se los dieron.
Un brahmana y un sirviente fueron puestos al servicio de Madhavendra Puri para llevar el sándalo. También recibió lo necesario para los gastos del viaje.
Para poder pasar las aduanas de recaudación a lo largo del camino, Madhavendra Puri recibió de los funcionarios del gobierno los salvoconductos necesarios. Todos los papeles le fueron entregados en mano.
De ese modo, Madhavendra Puri partió hacia Vrindavana con el cargamento de sándalo. Al cabo de unos días llegó de nuevo al templo de Gopinatha de Remuna.
Al llegar al templo de Gopinatha, Madhavendra Puri ofreció reverencias una y otra vez a los pies de loto del Señor. Con el éxtasis de amor, cantaba y bailaba sin cesar.
Al ver de nuevo a Madhavendra Puri, el sacerdote de Gopinatha le presentó sus respetos y, ofreciéndole el arroz dulce prasadam, le dio de comer.
Esa noche, Madhavendra Puri descansó en el templo, pero hacia el final de la noche, tuvo otro sueño.
Madhavendra Puri soñó que Gopala venía ante él y le decía: «¡Oh, Madhavendra Puri!, ya he recibido el sándalo y el alcanfor.
«Lo único que tienes que hacer es moler juntos el sándalo y el alcanfor y aplicarlos diariamente al cuerpo de Gopinatha hasta que se terminen.
«No hay diferencia entre el cuerpo de Gopinatha y el Mío. Son uno solo. Por lo tanto, si unges el cuerpo de Gopinatha con la pasta de sándalo, de forma natural también habrás ungido el Mío. De ese modo, la temperatura de Mi cuerpo bajará.
«No debes dudar en actuar conforme a Mi orden. Creyendo en Mí, haz simplemente lo que es necesario.»
Después de darle esas instrucciones, Gopala desapareció, y Madhavendra Puri despertó. Inmediatamente llamó a todos los sirvientes de Gopinatha, que se presentaron ante él.
Madhavendra Puri dijo: «Aplicad al cuerpo de Gopinatha el alcanfor y el sándalo que he traído para Gopala de Vrindavana. Hacedlo regularmente, cada día.
«Si aplicáis la pasta de sándalo al cuerpo de Gopinatha, Gopala Se refrescará. Al fin y al cabo, la Suprema Personalidad de Dios es completamente independiente; Su orden es todopoderosa.»
Los sirvientes de Gopinatha se sintieron muy complacidos de saber que toda aquella pasta de sándalo se utilizaría para ungir el cuerpo de Gopinatha ese verano.
Madhavendra Puri dijo: «Mis dos asistentes se encargarán cada día de moler el sándalo; vosotros debéis buscar otras dos personas que les ayuden. Yo pagaré su salario».
De ese modo, Gopinathaji tenía una provisión diaria de sándalo molido. Los sirvientes de Gopinatha estaban muy complacidos de ello.
De esa forma, el cuerpo de Gopinatha fue ungido con pasta de sándalo hasta que se hubo consumido todo. Madhavendra Puri permaneció allí hasta ese día.
Al final del verano, Madhavendra Puri regresó a Jagannatha Puri, donde estuvo muy complacido de quedarse todo el período de caturmasya.
Sri Caitanya Mahaprabhu alabó personalmente las nectáreas características de Madhavendra Puri y, mientras narraba todo esto a los devotos, Él mismo lo saboreaba.
El Señor Sri Caitanya Mahaprabhu pidió a Nityananda Prabhu que estimase si había en el mundo alguien tan afortunado como Madhavendra Puri.
Sri Caitanya Mahaprabhu dijo: «Madhavendra Puri era tan afortunado que Krishna mismo Se presentó ante él con el pretexto de llevarle leche. Por tres veces, el Señor dio órdenes a Madhavendra Puri en sueños.
«Sintiéndose endeudado con Madhavendra Puri debido a sus tratos amorosos, el Señor Krishna mismo apareció en la forma de la Deidad de Gopala y, aceptando su servicio, liberó al mundo entero.
«Por Madhavendra Puri, el Señor Gopinatha robó el cuenco de arroz dulce. Así Se hizo famoso con el nombre de Ksira-cora [el ladrón que robó el arroz dulce].
«Madhavendra Puri ungió la pasta de sándalo en el cuerpo de Gopinatha, y de ese modo vivía saturado de amor por Dios.
«En las provincias de la India sometidas al gobierno musulmán, viajar con sándalo y alcanfor era muy problemático. Debido a ello, Madhavendra Puri podría haberse visto en dificultades. La Deidad de Gopala lo sabía.
«El Señor es muy misericordioso con Sus devotos y está muy apegado a ellos. Por eso, Madhavendra Puri vio su labor coronada de éxito al cubrir a Gopinatha con pasta de sándalo.»

Caitanya Mahaprabhu expuso al juicio de Nityananda Prabhu el intenso nivel del amor de Madhavendra Puri. «Todas sus actividades amorosas son extraordinarias —dijo Caitanya Mahaprabhu—. En verdad, al escuchar acerca de sus actividades, quedamos maravillados.»
Caitanya Mahaprabhu continuó: «Sri Madhavendra Puri solía vivir solo. Era plenamente renunciado y siempre muy silencioso. No tenía interés en nada material, y, por miedo a hablar de cosas mundanas, vivió siempre sin compañía alguna.
«Tras recibir las trascendentales órdenes de Gopala, esa gran personalidad viajó miles de kilómetros sólo para conseguir una donación de madera de sándalo.
«Aunque tuviera hambre, Madhavendra Puri no pedía para comer. Esa renunciada persona llevó una carga de sándalo para complacer a Sri Gopala.
«Sin preocuparse de su propia comodidad, Madhavendra Puri llevó un mana de sándalo [cerca de treinta y siete kilos] y veinte tolas de alcanfor [unos doscientos gramos] para ungir con ellos el cuerpo de Gopala. Ese placer trascendental era más que suficiente para él.
«Como había restricciones contra la exportación de sándalo, el funcionario de aduanas de la provincia de Orissa requisó toda la mercancía, pero Madhavendra Puri le mostró los salvoconductos del gobierno y pudo así sortear esa dificultad.
«En su largo viaje a Vrindavana, Madhavendra Puri pasó por las provincias de gobierno musulmán, plagadas de puestos de vigilancia, sin sentir la menor angustia.
«Aunque no llevaba ni un céntimo, Madhavendra Puri pasaba por las aduanas de peaje sin ningún temor. Su único disfrute era llevar a Vrindavana la carga de sándalo para Gopala.
«Ése es el resultado natural del intenso amor por Dios. El devoto no tiene en cuenta los obstáculos ni las dificultades personales que tenga que soportar. Quiere servir a la Suprema Personalidad de Dios en toda circunstancia.
«Sri Gopala quiso mostrar lo intensamente que Madhavendra Puri amaba a Krishna; por eso le pidió que fuese a Nilachala a buscar sándalo y alcanfor.
«Con grandes dificultades, y tras mucho trabajo, Madhavendra Puri llevó la carga de sándalo a Remuna. A pesar de todo, estaba muy complacido; no tenía en cuenta las dificultades.
«Para probar el intenso amor de Madhavendra Puri, Gopala, la Suprema Personalidad de Dios, le ordenó que trajese sándalo de Nilachala; cuando Madhavendra Puri pasó esa prueba, el Señor fue muy misericordioso con él.
«Ese comportamiento, manifestado en el servicio de amor entre el devoto y el objeto del amor del devoto, Sri Krishna, es trascendental. Los hombres comunes no lo pueden comprender. Ni siquiera tienen la capacidad de entenderlo.»
Tras decir esto, el Señor Caitanya Mahaprabhu leyó el famoso verso de Madhavendra Puri. Ese verso es como la Luna misma. Ha propagado su luz por todo el mundo.
La fragancia aroma del sándalo de Malaya aumenta cuanto más se frota. Del mismo modo, cuanto más se piensa en este verso, más se comprende su importancia.
De entre las piedras preciosas, la kaustubha-mani se considera la más preciosa, y de entre toda la poesía que trata de las melosidades del servicio devocional, este verso se considera el más dulce.
En realidad, este verso fue hablado por Srimati Radharani en persona, y sólo por Su misericordia se manifestó en las palabras de Madhavendra Puri.
Sólo Sri Caitanya Mahaprabhu ha saboreado la poesía de este verso. No hay una cuarta persona capaz de comprenderlo.
Madhavendra Puri recitó este verso una y otra vez al final de su existencia material. Así, recitando el verso, alcanzó el objetivo supremo de la vida.
«¡Oh, Mi Señor!, ¡Oh, amo más misericordioso!, ¡Oh, amo de Mathura! ¿Cuándo volveré a verte? Debido a que no Te veo, Mi agitado corazón está inquieto. ¡Oh, el más querido!, ¿qué voy a hacer ahora?»
Nada más recitar este verso, Sri Caitanya Mahaprabhu cayó al suelo inconsciente. Estaba abrumado y no tenía control sobre Sí mismo.
Cuando el Señor Sri Caitanya Mahaprabhu cayó al suelo lleno de amor extático, el Señor Nityananda Le sentó rápidamente en Su regazo. Llorando, Caitanya Mahaprabhu volvió a levantarse.
Manifestando emociones extáticas, el Señor Se puso a correr de un lado a otro, emitiendo sonidos resonantes. A veces reía y a veces lloraba; a veces danzaba y cantaba.
Caitanya Mahaprabhu no podía recitar el verso entero. Simplemente decía: «Ayi dina, ayi dina», una y otra vez. No podía hablar, y en Sus ojos había abundantes lágrimas.
En el cuerpo de Sri Caitanya Mahaprabhu podían verse los signos de temblor, transpiración, lágrimas de júbilo, conmoción, palidez del brillo corporal, desánimo, tristeza, pérdida de la memoria, orgullo, alegría y humildad.
Este verso desveló la puerta del amor extático, y cuando éste se manifestó, todos los sirvientes de Gopinatha vieron a Caitanya Mahaprabhu danzar en éxtasis.
Cuando la gente que Le rodeaba comenzaba a ser ya una multitud, Sri Caitanya Mahaprabhu recobró Sus sentidos externos. Mientras tanto, se había completado la ofrenda a la Deidad, y había una resonante celebración de arati.
Cuando las Deidades fueron puestas a descansar, el sacerdote salió del templo y ofreció los doce cuencos de arroz dulce al Señor Caitanya Mahaprabhu.
Cuando pusieron ante Él todos los cuencos de arroz dulce, que eran remanentes de Gopinatha, Sri Caitanya Mahaprabhu Se sintió muy complacido. Para que los devotos comiesen, tomó cinco cuencos.
Los siete cuencos restantes fueron devueltos al sacerdote. Los cinco cuencos de arroz dulce que el Señor había aceptado se repartieron entre los cinco devotos, que comieron el prasadam.
Sri Caitanya Mahaprabhu era idéntico a la Deidad de Gopinatha, de modo que ya había probado y comido el arroz dulce. Pero, para manifestar servicio devocional, volvió a comer el arroz dulce, esta vez como devoto.
Sri Caitanya Mahaprabhu pasó esa noche en el templo ocupado en canto congregacional. Por la mañana, después de ver la celebración de mangala-arati, partió.
De ese modo, el Señor Sri Caitanya Mahaprabhu saboreó personalmente, con Su propia boca, las cualidades trascendentales de Gopalaji, Gopinatha y Sri Madhavendra Puri.
He explicado así las glorias trascendentales del afecto del Señor Caitanya Mahaprabhu por Sus devotos, y el más alto límite del amor extático por Dios.
Quien escucha esta narración con fe y devoción alcanza el tesoro del amor por Dios a los pies de loto de Sri Krishna.
Orando a los pies de loto de Sri Rupa y Sri Raghunatha, deseando siempre su misericordia, yo, Krishnadasa, narro el Sri Caitanya-caritamrta, siguiendo sus pasos.

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